Masacre en Navidad: Se vistió de Papá Noel, fue a la casa de sus exsuegros y mató a nueve personas

Cuando el mundo vive la Navidad, se volvió tendencia uno de los crímenes más crueles en esta fecha y que desató conmoción en Estados Unidos. El criminal mató nueve personas que estaban en plena celebración.

El macabro crimen ocurrió cerca de las 23:30 del 24 de diciembre de 2008, cuando Bruce Jeffrey Pardo, de 45 años, decidió irrumpir en la casa de sus exsuegros, donde se realizaba su fiesta navideña.

De acuerdo a la información de Los Ángeles Times, el hombre le había contado a un vecino que se dirigía a una fiesta, por lo que decidió vestirse con el tradicional traje rojo de Santa y acudir hasta el inmueble ubicado en Knollcrest Drive, un barrio de Covina.

El hombre llegó hasta la casa de dos plantas y tocó la puerta la cual fue abierta por una pequeña niña, pero en lugar de que Papa Noel la reciba con un abrazo le terminó disparando en el rostro.

“Disparó varias veces contra los asistentes a la fiesta, y varias personas resultaron heridas”, reveló en ese tiempo el teniente Pat Buchanan, del Departamento de Policía de Covina, según la ABC News.

MIRA AQUÍ: Hallan sin vida en su cama al popular youtuber Adam “The Woo” Williams

Se conoce que, tras dispararle a la niña, Pardo empezó a abrir fuego contra cerca de 30 personas que se encontraban en la fiesta. Comenzó a rociar combustible al interior de la vivienda para prenderle fuego provocando una explosión.

Producto de esto, al menos nueve personas murieron en el tiroteo, entre los que se encontraba la exesposa de Pardo, sus padres, sus dos hermanos con sus esposas, su hermana y su sobrino de 17 años, según el medio.

Sin embargo, contra todo pronóstico, la pequeña de 8 años, que recibió un disparo en la mejilla, logró sobrevivir, y fue precisamente su madre la que llamó a la Policía para alertar del ataque.

“Unos 20 segundos después, la casa estaba completamente en llamas. Una niña dijo que un hombre vestido de Papá Noel empezó a disparar”, contó a New York Times Joshua Chavez, vecino del lugar.

Pero Bruce Pardo no salió ileso del ataque ya que el fuego logró alcanzarlo provocándole quemaduras en brazos, manos e incluso la nuca.

Sin embargo, pese a estar afectado, el hombre abordó el vehículo que rentó y manejó 64 kilómetros hasta la casa de su hermano en Sylmar, donde ingresó y terminó disparándose en la cabeza para acabar con su propia vida.

Cuando los investigadores llegaron al lugar encontraron el cuerpo sin vida de Pardo quien tenía prácticamente parte del disfraz de Papá Noel adherido en la piel, además descubrieron la suma de $us 17.000 dólares en efectivo y un billete de avión a Illinois atados a su cadáver, según los medios.

MIRA AQUÍ: Video: Atracador muere a manos de un repartidor que presenció el asalto a una mujer

Pero esto no acabó ahí, ya que al momento en el que los agentes realizaban sus pesquisas descubrieron que el auto que condujo el hombre de 45 años tenía una bomba trampa en su interior, la cual al momento de que se intentó desmantelarla explotó, pero afortunadamente no dejó ningún herido.

Pero, ¿qué pasaba con Bruce Pardo?

Medios americanos señalan que el historial indica que Pardo se encontraba atravesando momentos difíciles, ya que en marzo de ese año (2008) se había divorciado de su esposa Sylvia, además recientemente había sido despedido de su trabajo como contratista de defensa por un fraude de horas laborales.

Aparentemente esta situación provocó que el hombre termine planificando un macabro hecho de venganza contra aquellos, que tal vez él creía, eran responsables.

Las investigaciones revelaron que el sujeto de 45 años llegó a la casa de sus exsuegros armado con cinco pistolas de 9 milímetros con las cuales atacó a todos los presentes.

Además, aparentemente también tenía la intención de matar a su propia madre, ya que esta debía asistir a la fiesta, pero decidió no ir a último momento porque se sentía mal. Se cree que Pardo sentía que ella estaba apoyando a su exesposa en el divorcio.

17 años después de la masacre, el caso continúa siendo un recordatorio de lo vulnerable que puede ser la mente de una persona y que puede terminar decidiendo convertir lo que se supone que es una jornada de amor y paz, en una tragedia masiva.