¡Cuidado con lo que dice! Las palabras tienen poder

Publicado: 26/04/2023 07:11

Según últimos estudios de la neurociencia las palabras habladas, pensadas o escuchadas afectan en el crecimiento personal. Una especialista en inteligencia emocional explica cómo prestar atención a lo que decimos.

[Foto: Freepik] / Imagen referencial

¿Escuchó alguna vez que las palabras tienen poder? ¿Qué lo que dice puede afectar su vida? Según Moira Rueda, coach en inteligencia emocional “las palabras tienen mucho poder y es que según últimos estudios de la neurociencia las palabras, habladas, pensadas o escuchadas (críticas o juicios) van generando emociones que van frenando el máximo potencial que una persona puede desarrollar.

Prueba de ello fue un ejercicio que la coach señaló en La Batidora junto a Kerley Lindenmayr y a todos los batifans pensar en una palabra ya sea positiva o negativa. Respecto a qué pensó Kerley, reveló que fue algo negativo, por lo que Moira, explicó que al igual que la presentadora mucha gente ha conectado en algunos casos con palabras negativas y les ha otorgado poder, como por ejemplo cuando dicen no vas a poder” o “no tienes talento”.

Según la coach, en la primera infancia hasta los 7 años no se tiene la capacidad de discernir si lo que nos dijeron es verdad o mentir a más aún si esa palabra viene de una persona que tiene autoridad sobre nosotros, es decir si lo dijo un profesor o padre de familia. “ Ya tocará en una edad adulta reprogramar esas creencias que muchas veces son limitantes y que nos están frenando alcanzar nuestro máximo potencial”, dijo Moira.

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Ahora bien ¿Cómo hacer para que esto no interfiera en la vida? “Es muy importante escuchar nuestro lenguaje, dijo la coach ya que a través de lo que decimos somos generadores de emociones, de ahí prestar atención a lo que se dice en casa, el trabajo o cualquier lugar.

En este sentido, también explicó que el cerebro tiene una estructura que se llama tálamo y tiene la forma de una nuez que se encuentra en el centro del cerebro y se encarga de recibir todos los estímulos del exterior, para procesarlos, no obstante esta zona conecta con otras y no diferencia lo imaginario de lo real por lo que vuelve a revivir las cosas.

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