Juan Carlos Chimba, tiene 33 años y dejó de ir a trabajar por venir a participar de MasterChef. Comentó que es árbitro profesional y que el gusto por cocinar viene desde que era niño porque esperaba a sus papás que salían a trabajar con el almuerzo.
Es tanta la convicción de Juan Carlos, que asegura que si puede cocinar cosas ricas sin haber estudiado y que se “venía con todo”. Esta vez los papeles se invirtieron y aunque el aspirante está acostumbrado a trabajar bajo presión está vez no sería él quién evaluaría “el partido”, sino los jueces.
El nerviosismo de Juan Carlos se notaba por lo que Coral le dijo que “hasta que no se relaje no iba a comer”. “Es que tengo que estar bravo” justificó en broma, pero al parecer a la chef no le gustó.
Marcos comenzó la evaluación y le dio “la tarjeta” y que le faltaba magia. “Yo te saque la tarjeta, me falta un poco de pique, esa salteada de la salchicha con la carne, que te agarre todo ese sabor, pero le falta la magia del pique, o esa magia de la cerveza. Para mi es un no”, finalizó.
Pero Marko no coincidió con su colega y resaltó que si bien “entendió la evaluación”, encontró un sabor interesante y que se iba a arriesgar para darle un sí, pero “que iba a estar observándolo”.
La felicidad en el rostro de Juan Carlos era inevitable, pero todo cambió porque el resultado estaba en manos de Coral. La chef resaltó que los sabores estaban pero que estaba indecisa. “Tengo la indecisión de jugar un partido, o toda la temporada”, le preguntó Coral, tú que me dices”, señaló la chef.
Por su parte, el participante expresó que si le daban la oportunidad no los iba a defraudar desde el primer día, por lo que Coral le entregó el delantal blanco. “Bienvenido a MasterChef”, le dijo.